sábado, 5 de junio de 2004

Continuamos Construyendo el Movimiento en base a los principios fundacionales

Continuamos Construyendo el Movimiento en base a los principios fundacionales

La división del campo popular siempre es un triunfo del bloque dominante, de los explotadores, es decir del sistema capitalista; por ello no nos alegramos por haber tomado la decisión de continuar construyendo en base a los principios fundacionales del MTL, lo que ha provocado una fractura del Movimiento.

Tomamos esta decisión ante los acontecimientos políticos generados por el Partido Comunista, de pretender apropiarse del Movimiento, desconociendo las instancias de decisión, dirección y obviamente la autonomía del mismo aún de esa orgánica partidaria.

Este fue un proceso largo, que culminó en la sexta Asamblea Nacional de Trabajadores, Ocupados, Desocupados y Jubilados (ANT), donde se pusieron de manifiesto nuevamente algunas diferencias de posiciones tácticas, estratégicas y de prácticas políticas.

El día 24 de abril hicimos un encuentro nacional de delegados en el que se tomó la decisión colectiva de continuar construyendo nuestro Movimiento Territorial Liberación (MTL), en base a los principios fundacionales contenidos en el documento aprobado en el primer encuentro nacional, realizado en Villa Domínico el 1º de octubre de 2002.

El MTL es un movimiento que ha nacido para que todos los excluidos y explotados encuentren el él un lugar para luchar por el pan, el trabajo, la salud, la educación, la vivienda, es decir por una vida digna hoy, en los marcos del sistema capitalista, injusto por naturaleza. También y al mismo tiempo por una sociedad de hombres verdaderamente libres, es decir por una sociedad socialista. Una sociedad donde ser actores de nuestro propio destino es decir sujetos sociales activos en la lucha de nuestro pueblo por la emancipación, y no objetos de las políticas del Estado, los patrones y los partidos políticos.

Nuestra lucha es por las reivindicaciones inmediatas de nuestro pueblo, por los derechos humanos mas elementales en el terreno de lo social y al mismo tiempo es política, ya que pasa por la oposición a las políticas neoliberales de los gobiernos de turno de la burguesía y por lograr mas y mejor unidad para construir la unidad de los revolucionaros y el campo popular para el proceso de cambio social. Y de la unidad en la acción, poder dar un salto de calidad que permita forjar un proyecto colectivo de nación liberada y la fuerza social y política que construya el proceso revolucionario. Respetando todas las opiniones y fuerzas que es necesario sumar. Abrazamos la idea de que la diversidad nos enriquece y que es necesaria la unidad de los revolucionarios para golpear todos juntos al capitalismo.

La autonomía la reivindicamos como un elemento fundante y permanente de nuestro movimiento, basada en los principios ideológicos de la clase obrera a los que denominamos clasismo, acumulados en la cultura de izquierda, que en la Argentina excede a cualquier orgánica política de este signo. La autonomía la entendemos como una categoría política, que nos ubica del lado de los oprimidos, en la lucha de clases entre explotadores y explotados.

Sin la debida autonomía, entendemos será mas largo y difícil el camino de la construcción socialista, pues abrazamos el concepto guevarista de la construcción del hombre nuevo, no como un acto mágico luego de la conquista del poder, sino como una construcción permanente que comienza desde hoy, en el esfuerzo individual y colectivo de ser hombres mas humildes, mas solidarios, mas sensibles y mas comprometidos con los destinos políticos de nuestro pueblo.

La autonomía, desde la concepción clasista, nos ubica enfrentados a las políticas del imperialismo y de los gobiernos nacional y provinciales que aplican el modelo neoliberal a rajatabla, con las consecuencias conocidas por todos de desocupación, recesión, marginación y exclusión social, que podríamos definir como un genocidio planificado por el poder dominante sobre nosotros, el pueblo.

La autonomía así definida, resulta parte inseparable del proyecto político de construcción de poder popular, que podríamos definir a grandes rasgos como un contra poder, como un proceso de acumulación de los atributos necesarios de un poder del pueblo, con mayor democracia, con una democracia de nuevo tipo, de participación directa de los trabajadores y el pueblo en las decisiones del nuevo estado que habrá que construir.

El poder popular nos planteamos construirlo desde hoy, y así lo intentamos desde cada rincón de la Argentina, con cada grupo de compañeros que decide ponerse al hombro la lucha por las reivindicaciones sociales y políticas, organizándose para paliar el hambre de los niños en los comedores, o en cada micro emprendimiento productivo donde nos planteamos recuperar la cultura del trabajo desde nosotros mismos, para poder demostrarnos a nosotros mismos que se puede, que se puede transformar la realidad que nos rodea, para así acumular el coraje, la voluntad y la unidad de nuestro pueblo para echarlos, para que el reclamo popular de diciembre de 2001 y de las asambleas se haga realidad y en lugar de gritarles “¡Que se vayan todos!”, los vayamos a todos.

Por eso cuando planteamos la autonomía de los patrones, el estado y los partidos políticos; lo hacemos aclarando que la misma requiere de la centralidad en un proyecto político que contemple la lucha reivindicativa y la política, cuestionando al capitalismo y proponiendo la alternativa socialista, como una sociedad superadora, mas justa en todo sentido.

Continuamos construyendo el MTL en base a la solidaridad de clase, para recuperar la esperanza de que es posible con la lucha conquistar una vida digna, ante la desesperanza y el escepticismo generado por el sistema capitalista.

La práctica política instalada en el MTL que dejamos atrás, esta lejos de contribuir a la construcción de poder popular, ya que sus dirigentes privilegian a los “amigos”, a los que cumplen sus exigencias, ejercen el chantaje, la caza de brujas, el punterismo, el clientelismo político y el maltrato a los compañeros que tienen opiniones, subestimándolos en sus capacidades. Se ha perdido la fraternidad y la posibilidad de debatir ideas, proyectos y por lo tanto de forjar conciencia revolucionaria, en definitiva se ha instalado la cultura dominante del clientelismo político, que es mas de lo mismo.

En esencia el clientelismo político es una práctica política de derecha, contra revolucionaria, pues a los compañeros no los convierte en actores sino en prisioneros de una conducción política, que los utiliza ante la necesidad de resolver la emergencia social en la que se encuentran. Nosotros abrazamos el concepto de aprender juntos a pescar en lugar de seguir recibiendo pescado.

El proceso de cambios sociales revolucionarios, lo protagonizan las grandes mayorías oprimidas, es decir las masas, el pueblo. De ese proceso saldrán también los dirigentes y la fuerza política de vanguardia que hoy no existe en la Argentina.

Por ello es que consideramos un espacio importante de coordinación de las luchas al Bloque Piquetero Nacional y la Asamblea Nacional de Trabajadores, que se han opuesto a todos los gobiernos neoliberales de la burguesía, que sin duda no alcanza el grado de coordinación y unidad logrado, ni las medidas de lucha para lograr todas nuestras reivindicaciones, ni para cambiar el rumbo actual de la política de entrega y sumisión. Valoramos lo que hemos logrado con la lucha, por que lo hemos hecho con nuestro sacrificio y nuestra conciencia.

Nosotros, el MTL de los compañeros desocupados, ocupados, estudiantes, amas de casa, jubilados, jóvenes, que luchamos en cada rincón del territorio, somos parte del parto de liberación nacional y social de nuestro pueblo, sin auto proclamarnos vanguardia, sin creernos que tenemos de nuestro lado todas las verdades ni las soluciones a todas las preguntas y situaciones políticas que el porvenir nos deparará, creemos que en la unidad y en la diversidad de la misma, podemos construir la fuerza necesaria, para alcanzar la meta del socialismo.

5/6/04

Movimiento Territorial Liberación
Coordinación Nacional