Toma del Indoamericano:
El país entre vidrieras que la vivienda digna empaña
El país entre vidrieras que la vivienda digna empaña
juego de la política. Pero nada de eso borra lo fundamental: los asesinatos cometidos por las fuerzas represivas (con o sin uniforme) en el Indoamericano. No pueden borrar (ni lo podría hacer el plan social más “generoso”) la situación de emergencia habitacional que se venía profundizando en Capital Federal y en todo el país. En la ciudad de Buenos Aires, más de medio millón de personas viven en villas, piezas precarias de inquilinato o directamente en la calle. Y los responsables de esta situación buscarán siempre un chivo expiatorio que les permita esquivar sus propias culpas. Para algunos se trata de la inmigración, para otras la ineficiencia de un gobierno que nunca es el suyo.
El reciente acuerdo entre el gobierno nacional y el de la ciudad es la nueva forma con que triunfa la derecha legalizada. No vino a resolver los problemas de fondo de vivienda, sino a consolidar la idea de que son los individuos los culpables de la situación y nunca el estado. No se trataba de crear una política de vivienda, sino de crear miedo, de buscar que todo ciudadano acepte que es un individuo aislado sometido a la voluntad discrecional del poder. No se trataba de intervenir en el mercado inmobiliario para que personas de todos los sectores sociales tengan posibilidad de acceder a la vivienda digna, propia o alquilada, sino de fragmentar a la población para que ésta culpe su parte más postergada para así disculpar nuevamente al estado. Se trataba de ratificar ante las cámaras que la vida humana, como se vio en estos días, vale poco y nada.
La dominación de unos pocos sobre toda la población se muestra en lo cotidiano como multifacética, con su “sistema de partidos”, sus “altos debates” políticos y sus pretendidas diferencias irreconciliables. Pero a veces muestra la verdadera cara. El acuerdo entre el gobierno nacional y el de la ciudad fue un ejemplo de ello. Se apoyaron mutuamente para postergar a un futuro incierto cualquier solución al problema de la vivienda. Y para presentar públicamente su idea de estado opresor y sociedad militarizada. Se trata de una dominación en la que el papel político principal lo juega el gobierno nacional. Y aquí tuvo en el macrismo un aliado invalorable para poder admitir frente a las cámaras que tiene una política excluyente que cualquier otro día se le presentaba como inconfesable. El uso que la dominación hizo del “doble vocero” (Aníbal Fernández y Horacio Rodríguez Larreta) permitió que el “vocero principal” (el kirchnerismo) pudiera cumplir el objetivo de fijar política por sí mismo, pero diluyendo las críticas que ésta pudiera recibir. Cuando la política es represión y negación de derechos, no sería el gobierno que la lleva a cabo, sino “el acuerdo” en el que ese gobierno no sería más que una de las partes. Así, cuando el kirchnerismo se derechiza, tiene ese falso bálsamo para ofrecer a sus olvidadizos militantes “progresistas”.
Esta derechización “a dos voces”, no tiene tierras para ofrecer, casas para construir ni cooperativas de vivienda para financiar. Todo aquel que ose organizarse será estigmatizado. A través de la política de implementación de planes sociales, que parece ser la favorita del gobierno nacional para acallar a las masas, esta vez asoma la represión. Todo aquel que “usurpe” un lugar sea privado o público a lo largo y ancho del país será sentenciado a no poder recibir ningún plan social, incluso aquel que osan llamar “universal”. Mientras tanto, no se sabe de ninguna política para evitar las usurpaciones de terrenos públicos o de tierras de pueblos originarios por parte de los empresarios (nacionales y extranjeros). Cuando hay buenos negocios y hay conexiones con el poder, la usurpación es ratificada por el estado. Por más que se vistan de “nacionales y populares”, siguen rindiendo homenaje al quien fue el principal usurpador de la clases dominantes argentinas, Julio Argentino Roca.
El Gobierno Nacional con “su política de derechos humanos” no quiso hacerse cargo de los asesinatos cometidos las noches del martes y del viernes, por eso crea un Ministerio de Seguridad y conmemora hipócritamente el Día internacional de los derechos humanos. Mientras festeja tres años de gestión, jactándose de “nunca” reprimir la protesta social, en menos de dos meses el aparato represivo asesina a tres compañeros formoseños de la comunidad Qom, a Mariano Ferreyra y tres compañeros en el Indoamericano. Hay quienes se animan a decir que la policía federal goza de cierta autonomía. Pues es claro que un kirchnerismo que gobierna con el aval y la tranquilidad económica de los empresarios necesita del aparato represivo para determinar quién es el que manda. Incluso, si después no lo admite. El martes 7 la policía federal y metropolitana dejaron dos muertos: Rosemary Churo Puña y Bernardo Salgueiro. El jueves 9 y el viernes 10 una banda armada de barrabravas entró al parque y dejó decenas de heridos y asesinó brutalmente a Luis Quispe. ¿A quién le corresponde la responsabilidad política del actuar parapolicial? El Jueves 9 y el viernes 10 la Policía Federal y la Policía Metropolitana dejaron la zona liberada. La responsabilidad es compartida. No se necesita de una acaudalada memoria para ejemplificar lo sucedido con hechos anteriores. El accionar parapolicial de la UCEP, organismo de control de la gestión macrista, cuya función era desalojar violentamente a las personas que vivían en la calle. Las fuerzas de choque de la burocracia sindical (columna vertebral de gobierno kichnerista) que asesinaron al compañero Mariano Ferreyra, tras manifestarse por la reincorporación y pase a planta permanente de los trabajadores del Roca. ¿Qué ministerio crearán en la próxima represión?
A la falta de respuestas, a la represión y a los asesinatos ahora se suma la xenofobia. No podemos entender un acto de xenofobia como un hecho natural. No podemos pensar que la xenofobia es un sentimiento producido vaya a saber porque fuerza natural. La xenofobia es algo que se construye día a día y que beneficia a algunos pocos y nunca a muchos. La xenofobia es construida por los medios de comunicación y utilizada por los gobiernos de turno. La xenofobia hacia los compañeros bolivianos y paraguayos que se encontraban tomando el Indoamericano fue utilizada para legitimar un desalojo ilegítimo, para justificar una masacre, para explicitar que el pueblo no merece una vivienda digna.
Frente a todo lo sucedido, debemos seguir luchando. El acceso a una vivienda digna es un derecho. Ni la vivienda, ni la salud, ni la educación, ni el trabajo nos serán regalados. Por eso, acá estamos, decididos a organizarnos, y a seguir gritando y exigiendo: Vivienda digna para todos y todas.
17/12/2010
PRISMA La Pulpería - MTL Rebelde
No hay comentarios:
Publicar un comentario