Seguimos luchando contra el ajuste y el pacto social,
fuera Macri y el FMI
Estamos cerrando
este editorial a cinco días de las elecciones nacionales, y lo que ya va
quedando claro es que el AJUSTE NO SE HA
ACABADO, es más parece que es parte del Pacto Social que ya empezó a aplicarse.
Como muestra basta un botón decían nuestras abuelas. La primera muestra fue el
día después de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias
(PASO) con la escalada del 30% del Dólar llevando la divisa a 60 pesos, donde
Fernández salió a decir “me parece bien”. Ahora a tres días del 27 de octubre
se autorizó la suba de las tarifas de electricidad un 25% a partir de enero en
la provincia de Buenos Aires, y un aumento del 5% en los combustibles, y ni
siquiera escuchamos algún cuestionamiento del Frente de Todos. El que calla
otorga, o lo que es peor es cómplice del ajuste sobre las condiciones de vida
de nuestro pueblo.
Iniciada la
transición hacia el cambio de manos del gobierno el 10 de diciembre, la
madrugada del 28 apenas cerrados los comicios el macrismo implementó un nuevo
cepo sobre la compra de dólares, que tendrá el efecto de la suba de la divisa
en el mercado paralelo. Los alimentos de la canasta básica no han dejado de
aumentar a pesar de las medidas como la quita del IVA, y al aumentar los
combustibles seguramente continuarán subiendo en esta economía dolarizada.
Mientras los ingresos de los trabajadores siguen iguales nominalmente, con
pérdida de poder adquisitivo. Los empresarios ya han reclamado un aumento del
20% en los combustibles para compensar la devaluación posterior a las PASO, que
seguramente les será concedido. El ajuste sobre los trabajadores sigue en pie,
al igual que las altas tasas de ganancias para las grandes empresas. Sin duda
el macrismo continuará con los ajustes como parte del pacto de traspaso del
mando, para que la nueva gestión no arranque con algún ajuste furioso.
La reunión con Macri
a la que asistió Alberto Fernández la mañana del 28, además de “llevar
tranquilidad a los mercados” ha tenido el objetivo de “acordar” una transición
hasta el 10/12 sin sobresaltos y sin agresiones mutuas, como las vividas
durante la campaña electoral. Ambas coaliciones políticas tienen claro su rol
de garantes de la gobernabilidad y de la institucionalidad burguesa, que en el
2001 nuestro pueblo puso en jaque.
Alberto Fernández y
los voceros del Frente de Todos que han hecho declaraciones desde el momento de
la victoria electoral están abriendo el paraguas diciendo “que la situación es
de un país devastado”, que hay que tener paciencia y ver cómo van a hacer para
reactivar la economía. El mismo Fernández ha garantizado que “las deudas se
pagan” en los spot de campaña. Ya sabemos cómo es la cosa si se paga la DEUDA
EXTERNA habrá más ajuste. Hablan de PACTO SOCIAL y con ello pretenden que los
trabajadores no luchemos por nuestras reivindicaciones, mientras SI beneficia a
los explotadores. El Pacto Social ya está en marcha; Yasky de la CTA de los
Argentinos lo corrobora al afirmar en C5N que “está de acuerdo con el
congelamiento de salarios”; así como Baradel del gremio docente que ha dicho
“que hay que garantizar el inicio de clases aunque no haya paritarias”. Ambos
están convalidando la primera medida de ajuste sobre los trabajadores. No se
han comprometido a retrotraer el ajuste en general, ni los tarifazos en los
servicios públicos y el transporte, también dolarizados.
La alternativa para
los trabajadores y nuestro pueblo no vendrá de la mano de los que gobiernan
para las multinacionales y la burguesía cipaya. Sino preguntémonos porque en el
Congreso Nacional aprobaron por unanimidad el 18 de setiembre la LEY DE
EMERGENCIA ALIMENTARIA y aún no la IMPLEMENTARON, así como sucedió con la Ley
de Emergencia Social. Las conquistas se obtienen en la lucha, en las calles,
con UNIDAD y MASIVIDAD. Del mismo modo creemos que hay que construir la
alternativa que nos libere de la explotación capitalista, construyendo poder
popular para la liberación social.
En las recientes
elecciones nacionales, nos encontramos ante la disyuntiva de qué posición
tomar. Como ya hemos expresado, nosotros evaluamos que había que votar a
Fernández para poder derrotar al macrismo, ya que una victoria electoral del
PRO sería desastrosa para nuestro pueblo. Lo hacemos con una profunda sensación
de amargura ya que no es de nuestro agrado llamar a votar al menos malo de
nuestros verdugos. Estamos convencidos de que las elecciones no resolverán el
problema de nuestro pueblo. En el aspecto legislativo ha quedado demostrado en
los hechos, que tanto el macrismo como el kirchnerismo votan las mismas leyes
de ajuste, son parte de lo mismo, con lo cual decidimos votar solo al frente de
todos en las listas por cargos ejecutivos (Presidente, Gobernadores,
Intendentes) y en el resto de los cargos legislativos llamar a votar al FIT
Unidad.
Está claro que,
contrariamente a lo que quieren transmitir los medios hegemónicos de
comunicación en su afán por acentuar la polarización, el macrismo acuerda con
el futuro gobierno encabezado por Alberto Fernández, aplicando el ajuste ahora,
antes de que termine el gobierno macrista, para poder mantener la imagen del
próximo gobierno, y así poder perpetuar el circo de la “democracia” burguesa.
Con esto quieren hacer parecer que es viable el modelo capitalista, donde la
alternancia entre dos fuerzas políticas (ambas funcionales a la burguesía) lo
único que hace es garantizar la gobernabilidad y la credibilidad en las
instituciones, y las altas tasas de ganancias, manteniendo a las masas
anestesiadas.
Nos preocupa la
consolidación en torno al macrismo de una coalición política claramente de
derecha que ha obtenido un 40% de votos, que los próximos 4 años jugará su rol
como fuerza opositora, en este nuevo entramado del bipartidismo. Dicha fuerza
ha vuelto a ganar en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde lleva 12 años de
gestión, beneficiando a los sectores más concentrados de la economía,
entregando las tierras públicas al sector privado por dos pesos, con políticas
activas de expulsión de los trabajadores y el pueblo de la ciudad.
Convirtiéndola en una ciudad para los ricos.
Algunos ven
esperanzados el fin del neoliberalismo con la derrota al macrismo. También con
el contexto que se está viviendo en Latinoamérica. Vemos que este análisis peca
de optimismo.
En el caso de la
Argentina, evaluamos que en nuestro pueblo hay demasiada esperanza puesta en la
institucionalidad. La gobernabilidad está en su mayor auge, hecho que es
palpable al analizar el acompañamiento del conjunto de la mayoría de las
organizaciones populares que depositan la esperanza en el próximo gobierno, el
cual creemos que, aunque no profundice las medidas neoliberales, tampoco va a
retroceder en los ajustes llevados a cabo en estos 4 años de gobierno macrista.
En el contexto
latinoamericano rescatamos y apoyamos la lucha que se está llevando a cabo en
chile, en Haití, así como la que ocurrió en Ecuador. Sin embargo creemos que
aún en estos casos, lejos estamos de una salida revolucionaria que pueda llevar
a cabo un cambio de raíz. Falta la unificación de las luchas en una dirección
que sea capaz de conducir el descontento popular, y darle un marco
político-ideológico, a favor de los intereses de la clase trabajadora.
Por eso nuestra
tarea como revolucionarios, debe ser la de construir una unidad estratégica,
con todos los que creemos que hay que acabar con el capitalismo, y con los que
decimos que no son las elecciones ni las leyes burguesas las que resolverán
nuestros problemas. Debemos generar un espacio de debate y construcción, donde
podamos unirnos y zanjar las diferencias coyunturales que tenemos, en pos de la
construcción de algo superador, y para esto debemos romper con el sectarismo, y
ser abiertos a incluir y escuchar todas las voces que aspiren realmente a
construir con estos ideales. Debemos aspirar a la construcción de dicho
espacio, una dirección política que pueda conducir al conjunto de la clase
trabajadora, y con ello forjar una nueva sociedad, la sociedad socialista.
En la realidad
actual vemos lejos esta posibilidad. Por eso creemos que debemos empezar desde
abajo, construyendo conciencia de clase en nuestro pueblo. Para eso debemos
transformar la lucha cotidiana, donde peleamos por las necesidades más urgentes
de nuestro pueblo como el hambre y el trabajo, en una herramienta propia para
la lucha política. Convertir los “recursos” que le arrancamos al estado, y los
elementos cotidianos con los que trabajamos, en herramientas de construcción de
poder popular y de formación de conciencia de clase, donde primen los valores
del hombre nuevo, como la solidaridad y el compañerismo.
En nuestro caso
tratamos de llevar a cabo esta labor, desarrollando los comedores comunitarios,
con los alimentos que le hemos arrancado al Estado. Lo hacemos con un carácter
solidario, donde todos participamos, aspirando a ser sujetos activos de la
transformación. Construyendo colectivamente los comedores. Siendo todos parte
de la búsqueda de las soluciones a las necesidades cotidianas de nuestro
pueblo, y por lo tanto de la lucha cotidiana contra las políticas de la
burguesía.
En la misma lógica,
con los planes de empleo que le arrancamos con lucha al gobierno fomentamos la
construcción de emprendimientos, generando trabajo desde los territorios.
También generamos actividades que generan los ingresos para poder sostener
nuestro funcionamiento cotidiano en cada territorio, desde el alquiler del
espacio para funcionar, hasta la compra de elementos para cocinar, o inclusive
para difundir nuestras ideas, incentivando el desarrollo intelectual de todos
los compañeros y vecinos en el territorio.
En este proceso que
hacemos de construcción territorial, aspiramos a construir los gérmenes de
poder popular, generando la conciencia necesaria en nuestro pueblo, a través de
la batalla de ideas que damos cotidianamente contra el discurso hegemónico,
llevando las ideas de la clase trabajadora al conjunto de nuestro pueblo.
Tenemos la convicción de que para poder cambiar la sociedad debemos incluir a
todos en el proceso.
De esta manera
creemos que el trabajo que hacemos cotidianamente, tratando de construir con
otra lógica, sin clientelismo, sin el modelo capitalista, tomando las
decisiones en Asamblea, en vistas de una verdadera democracia de clase, una
democracia directa donde realmente todos participemos, aporta a la construcción
de los atributos necesarios para poder pensar a futuro una nueva sociedad,
donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su hermano.
Tenemos que aspirar
a una verdadera construcción popular. Debemos construir en los territorios el
verdadero germen de Poder Popular y simultáneamente tenemos que ponernos de
acuerdo los que aspiramos a esta construcción. Debemos superar las diferencias
que nos atraviesan en lo cotidiano para poder coordinar esta construcción y
convertirla en lucha. La lucha verdadera por el fin del capitalismo. Esta debe
ser construida desde los territorios, pero también necesita de una dirección
que debemos construir. Una dirección que sea referencia de nuestro pueblo y que
pueda interpretar correctamente y sin dogmatismos los intereses de la clase
trabajadora, aplicados a la realidad concreta.
Nuestro objetivo
máximo es el verdadero cambio de la sociedad, donde no haya explotadores ni
explotados; donde se eliminen las clases sociales. Por esto debemos desde hoy
empezar a construir nuevos ideales, los nuevos valores, la construcción del
hombre nuevo. Debemos cuidarnos de no desviar el camino, por eso debe ser
colectivo y desde la humildad, pero con la certeza de cuál es nuestro
norte. Debemos construir una sociedad donde podamos confiar el uno en el otro,
donde todos podamos realizarnos como personas sin impedimentos, y
conscientemente brindemos a la sociedad lo que ella necesita de nosotros, sin
pedir nada a cambio, ya que lo que necesitamos estará a nuestro alcance, sin
impedimento alguno. “¡De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus
necesidades!”. La sociedad Comunista.
2/11/2019